viernes, 28 de noviembre de 2014

voluntad de crecer...México más allá de las elecciones del 2015

Ayer escuchamos el anuncio presidencial de las medidas que se implementarán para dar una respuesta efectiva a los acontecimientos críticos que han estremecido nuestra vida nacional. Frente a serios cuestionamientos, la opinión pública ha puesto en jaque el mandato de Peña Nieto. La sociedad civil organizada, con profunda desconfianza, pide justicia y expresa hartazgo ante las décadas de impunidad y corrupción que empoderan e incentivan la organización al margen de la ley de una parte importante de nuestra población. Fuera o dentro de las instituciones. Y todos decimos YA BASTA a los abusos del poder. Y aunque las exigencias para con el ejecutivo se acrecientan cada día, así como, su voluntad de encontrar mejores soluciones también se muestra, México sigue sin ser un espacio de paz.

La coyuntura electoral no ayuda para dar vigor a las alternativas viables, específicas y con vistas a resultados tangibles que presentó ayer nuestro Presidente. Cada grupo de poder necesita tener para sí discursos que legitimen su existencia y, de un modo o de otro, ninguno está dispuesto a perder su tajada, aún cuando urgen las soluciones, la conciliación y el apoyo de todos nosotros para lograr juntos un mejor futuro. En lo cual coincido, sin vacilación, con Enrique Peña Nieto.

Su discurso político es impecable, su conciencia de los caminos de la ley, y su compromiso con ellos, se trasluce irrenunciable. Pero en vez de despertar confianza, en las redes sociales se afianzan los ataques despóticos, las exigencias voraces y la incapacidad de reconocer nada bueno en su trabajo. Lo cual debilita la voz de la sociedad civil para acompañar los procesos encauzados y renovados, las mejoras, las nuevas propuestas. Y hace que el mandato constitucional en materia de derechos humanos no alcance para comprender que tenemos un timón privilegiado para lograr hacerlo realidad y marcar precedentes históricos, no solo para nuestro país, sino, también, para otros países.

Creo que se empequeñecen las causas, al no reconocer sus triunfos, crecer y aprender a pensar fuera de la resistencia, saberse parte constructiva sin necesidad de golpeteo mediático alguno, sin medidas de fuerza, sin discursos intransigentes, y hacer propias las batallas ganadas de todos en la voz del primer mandatario. 

Realmente es frustrante. No solo es fundamental la justicia para las víctimas y hacer cumplir la palabra empeñada por el gobierno de la República. Es invaluable y admirable el trabajo de los defensores de derechos humanos para dar voz a quienes más la necesitan, ante los abusos y la vulnerabilidad en que están frente a un Estado que no es aún democrático y garante a cabalidad. Pero la prevención y las reflexiones para la instrumentación de políticas públicas que logren no solo prevenir y erradicar las violaciones a los derechos humanos, sino que logren también construir, desde nuestros cimientos culturales, cotidianos e institucionales, todo un nuevo modelo de vida, en concordancia, es ahora, nuestro primordial reto. E inmortalizar al Estado como nuestro enemigo es tan nocivo como criminalizar a la ciudadanía.

Creo que la debilidad mayor de las propuestas de ayer es lo que refiere a la concreción de las políticas públicas. De lo cual adolecen todos los partidos y también los esfuerzos por parte de los expertos en materia de derechos humanos se han quedado cortos. Se confunde una ley con una política pública y no dan cabida a quienes nos especializamos en el diseño, implementación y evaluación de políticas públicas para llevar a cabo tal labor. Así que no se le puede reclamar al Presidente, ir paso a paso, en un camino que nadie más ha sabido tampoco recorrer. En vez de descubrir una oportunidad privilegiada para instaurar verdaderas políticas públicas. Sin embargo, el ejecutivo tiene claro sus responsabilidades y sus medidas dan cuenta de la claridad de su plan de ejecución. Atajar causas estructurales, proveer el marco jurídico, asumir su liderazgo sin mezquindades y sin mirar atrás, sino con vista hacia adelante. Solidarizarse con el dolor de todos y legitimar con profunda seriedad los reclamos a los cuales ha prestado escucha y respuesta. 

No es un asunto de agendas políticas, ni de opinión pública, ni de luchas empoderadas, ni de oportunidad mediática, es un tema de fondo el cual nos compete a todos resolver. Ojalá la defensa de los derechos humanos descubra que en el gobierno de la República tiene un aliado y no un enemigo opresor, pues esto no ocurre todos los días. Y tan ocupados de reinvindicar el pasado perdido, logren reflexionar tardíamente que quizá hoy, aquí y ahora, es el tiempo de construir los sueños que nos hermanan humanamente. Pues estamos desaprovechando la gran ventaja comparativa de contar con el primero constitucional para fincar transformaciones profundas, actuando como si siguiéramos viviendo 30 años atrás. 

Seamos más generosos y reconozcamos que todos somos igualmente mexicanos.

Y para sentir el espíritu de fin de año, en el cual encontré eco sordo para llenar de magia esta navidad y brindar a la luz de una vela por un feliz 2015... los dejo con Ismael Serrano y Luis Eduardo Aute, quienes siguen logrando hacer brotar mis lágrimas y conmover mi corazón al descubrir cuán lejos seguimos de aquel sueño de nuestros padres (pues nos hemos conformado con el romanticismo de una lucha sin fin) y cuán imposible sigue siendo... la belleza como parte de nuestro ethos (pues nos hemos conformado con apreciar la vida en su necesidad y renunciamos su plenitud).






Queridas tortugas, el doctorado apremia, ahora sí... casi lista mi tesis, y el desempleo de dos años se suma al desamparo de la colectividad, así que es mi tiempo de concluir estos días de encierro y ausentarme hasta entonces. Brindo porque las palabras de Enrique Peña Nieto se vuelvan dignas de confianza con hechos, deseo para México un despertar de paz, reconciliación y justicia, así como atesoro para mí la realización de un empleo digno en el cual pueda dar todo mi corazón para construir los sueños en que todos convergemos. Gracias.


Y tú... ¿estás triste esta navidad?


Un abrazo infinito...
con magia de tortuga.



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