sin avanzar...Érase una vez una palmera alta alta alta...esbelta y siempre mirando al mar por arriba de los demás. Inalcanzable, bella y a veces tierna... si te hablaba sin osquedad (claro! era una palmera salvaje...)
Esta niña palmera no soltaba sus cocos, desde abajo gritaban: ¡palmera!!! dános un coco!!! dános un coco!!! pero ella se rehúsaba y con ilusión gustaba de acumularlos. Hasta que ya no cabían, pero aún así, no los soltaba.
Ella pensaba... "nadie sabe cómo cuidarlos; si se los confío no sabrán qué hacer con ellos; los echarán a perder; yo no podré llevar la cuenta de cuántos son; cómo estaré segura de que los conservarán como yo lo hago; son míos, son míos, sólo míos..." y les contestaba: NOOOOOOO!!!! NOOOOOO!!
Finalmente, eran tantos cocos los que tenía entre sus ramas, que el peso la venció y tumbó, perdió sus raíces y de sus cocos ni se enteró...
¿Será que ella no sabía que eran para comerse?
Y tú ¿acumulas lo que tienes?
Hasta mañana!!!